Contrario a lo que pudiéramos pensar, de que Estados Unidos es reconocido como país de primer mundo, “más avanzado y preparado”, parece que no estuvo a la altura en cuanto a la primera reacción a nivel sanitario y ante la propagación del Covid. Conversé con mi prima, Yaret Magaña, quien comparte lo que vivió durante un vuelo que realizó en el mes de Mayo, que iba desde el aeropuerto de Chicago hacia la Ciudad de México, en los primeros meses después de que conociera la pandemia que ya estaba afectando a muchos países.
Mi prima cuenta que, en ese entonces, al llegar al aeropuerto, no había nadie que le tomara la temperatura al entrar, había muy pocos empleados de las aerolíneas atendiendo y aunque todos tenían cubrebocas, ningún personal del aeropuerto le realizó ninguna indicación especial, nadie le ofreció gel o cubrebocas, lo que la Agencia de Viajes le había mencionado que le ofrecerían en el aeropuerto, para coadyuvar con las medidas de higiene. Nunca nadie atendió esa necesidad; es decir cada quien debía hacerse cargo de sus propios cuidados! Además, nos cuenta mi prima, el vuelo que iba de Chicago con escala en Dallas, iba repleto, lleno de gente! No había esa medida de dejar un asiento vacío entre pasajeros y menos se mantenía la distancia social!.


Yaret señala que por aquellos meses ya se sabía que en Estados Unidos comenzaban a aumentar los números de contagiados por el virus: “reconozco que sí me puse nerviosa, muy estresada, porque me di cuenta que mucha gente no traía cubreboca y no había ninguna autoridad sanitaria o del aeropuerto mismo que exigiera el cumplimiento de la distancia social o el uso de mascarillas o gel… había mucho desorden, incluso para abordar y bajar del avión…yo misma tuve que cuidarme con las máximas precauciones posibles!”.
En cambio cuando llegó a la Ciudad de México, ahí sí le tomaron la temperatura, hasta los ojos le checaron y preguntaron si no tenía algún síntoma. Y recuerda, que al ver la Ciudad de México, donde viven 20 millones de personas, ahora toda vacía y casi sin movimiento, fue tremendo!. Ella misma al llegar a su casa tomó la decisión de autoconfinarse cumpliendo su cuarentena y sin ver a ningún miembro de su familia. Mi prima, Yaret Magaña, a quien agradezco enormemente que nos haya compartido su experiencia, afortunadamente salió bien de toda esta situación y goza de buena salud.
De Querétaro a Cancún
Y de Estados Unidos, nos trasladamos a Querétaro, ciudad que se encuentra a 3 horas al norte de la Ciudad de México, donde Paulina Sánchez, periodista colaboradora de Noticias del medio electrónico UPDate México /updatemexico.com/ y viajera apasionada, nos comparte la experiencia que vivió a principios de este mes de septiembre, cuando viajó desde la ciudad mexicana rumbo a Cancún.
Así relata: “ En el aeropuerto de Querétaro, te hacían el Check in a través de un código QR donde la Secretaría de Salud también te hacía un cuestionario donde se preguntaba si habías tenido algún síntoma relacionado con el covid. Te tomaban la temperatura y te aplicaban gel desinfectante…a diferencia de tiempos anteriores, la revisión de tu documentación no la entregué en mano, todo se mostraba a través de una barrera de plástico. En todo el aeropuerto había una vía de acceso y una de salida para que no hubiera aglomeración de personas. Era igual en escaleras, pasillos, comercios o restaurantes. En muchos lugares había tapetes sanitizantes para desinfectar suelas de zapatos, es un mecanismo oficial y todos debíamos pisar sobre éste.” Paulina reflexiona y nos dice que lo que antes nos parecía “normal”, ahora se hacía con el mínimo o casi nulo contacto entre empleados y pasajeros.
Paulina vivió la misma dinámica cuando llegó a Cancún. Nos cuenta que los hoteles después de meses cerrados, ahora sólo tenían un 30% de ocupación, por lo que sólo habían llamado al 20% del personal a trabajar. Todos siempre con cubrebocas, se entregaba dinero a través de charolas, nada de mano en mano. Se aplicaban vapores continuos en las habitaciones de los hoteles, se debía cambiar y lavar la ropa de cama con agua tibia. En los restaurantes, los cubiertos los entregaban envueltos en plástico, las mesas las limpiaban constantemente, una y otra vez y se enteró, de que si por alguna razón, el empleado del hotel, se quitaba la careta de plástico o el tapabocas, se arriesgaba a que los sancionaran dejándolo sin trabajar, llamando a otro empleado que lo sustituyera.
En el caso de México, en Cancún, y siendo el mes de septiembre, lo que vivió Paulina fue muy diferente a lo que vivió mi prima en Estados Unidos, diferentes tiempos, escenarios, conocimientos acerca del virus y diferentes reacciones. Por ello es que Paulina, nos dice: “Sí recomiendo viajar, pero tomando todas las precauciones, en los hoteles sí te ofrecían gel y cubrebocas. Se debe hacer caso a las Agencias de Viajes, donde te informan a qué hotel puedes ir, porque sí cumplen con las normas de higiene y cuidado, sí viajar, pero con tu propio alcohol gel, tu propio cubrebocas, ya que ayuda mucho a que te sientas tranquilo, no puedes viajar con miedo! Si es así, mejor no lo hagas, porque no lo vas a disfrutar en lo más mínimo, si te vas estresar porque la persona de al lado tuyo estornudó, mejor no viajes!”.
Y es cierto, Paulina y yo coincidimos en que si no te enfermas de covid te puedes enfermar de una terrible depresión. Mejor aprender e ir de a poco, con-viviendo con esta situación sanitaria que a TODOS nos ha cambiado la vida, porque qué mejor que salir a la naturaleza, ver el mar, sentir el aire fresco, tocar el pasto, pero cuidándonos y tomando nuestra distancia y al mismo tiempo, salir y hacernos acompañar por la Paz y la Confianza en nuestras almas y nuestros corazones!.
Y más que nunca! ahora que se han anunciado nuevos permisos para el traslado entre regiones, debemos aprovechar y conocer las experiencias en otros países para replicar las buenas conductas! Si bien este permiso es, entre otras cosas, para dar un respiro y permitir que las familias se reencuentren, también se ha dado autorización para aperturas de hoteles y recibir a turistas. Así que, pensemos…de qué forma nos comportaremos nosotros? Tomaremos las medidas de higiene necesarias? Existirá el YO me Cuido, TÚ te cuidas? Debemos aprender también de los errores en otras naciones y no cometerlos nosotros…definitivamente estas y otras preguntas nos ayudan a reflexionar.